La distonía cervical es una afección en la cual los músculos del cuello se contraen de forma involuntaria, provocando que la cabeza se gire hacia un lado, adelante o atrás. A continuación, hablamos sobre las causas y las diferentes opciones de tratamiento.
También conocida como tortícolis espasmódica, la distonía cervical es un trastorno raro muy doloroso e incapacitante. Puede afectar a personas en cualquier momento de su vida, aunque es más frecuente en mujeres de mediana edad.
El principal síntoma de la distonía cervical es la contracción muscular o movimientos involuntarios del cuello, que provocan que la cabeza se tuerza en diferentes direcciones, aunque lo más frecuente es que el mentón gire hacia el hombro. Es habitual que el paciente padezca dolor de cuello irradiado a los hombros y dolor de cabeza intenso, lo que afecta seriamente a su calidad de vida.
Generalmente, los síntomas empeoran de forma gradual y aparte de esto, puede haber otras complicaciones, como el desarrollo de espolones óseos en el canal cervical. Esto puede derivar en estenosis de canal cervical y producir entumecimiento o debilidad en los brazos, manos, piernas y pies. La distonía, además, puede extenderse a otras zonas cercanas como la cara, la mandíbula o los brazos.
Consejos para prevenir el dolor cervical
Actualmente no existe ninguna cura definitiva para esta enfermedad, pero sí hay diferentes tratamientos para reducir los síntomas. Se han producido casos de remisión completa en los que los síntomas desaparecen sin tratamiento, aunque son poco frecuentes.
¿Cuáles son las causas de la distonía cervical?
La causa de la distonía se desconoce, sin embargo, algunas personas que la padecen tienen antecedentes familiares que también sufren esta afección, por lo que puede tener origen genético. Asimismo, en algunos casos, la distonía cervical espasmódica se ha relacionado con otras lesiones en el cuello, los hombros o la cabeza.
Diagnóstico de la distonía cervical
Ante los síntomas mencionados, el especialista llevará a cabo una exploración física del paciente y, en ocasiones, le hará diferentes pruebas como una analítica de sangre o una resonancia para descartar otras posibles patologías.
Una vez confirmada la enfermedad, explorará diferentes opciones para su tratamiento, desde los fármacos hasta la cirugía, en aquellos casos en los que sea necesaria.
Tratamiento de la distonía cervical y recuperación
Como señalábamos, no tiene cura, por lo que el tratamiento de la distonía o tortícolis espasmódica tiene como objetivo aliviar los síntomas.
Una de las opciones más habituales es la inyección de la toxina botulínica, que tiene propiedades paralizantes y se usa normalmente en tratamientos de estética facial, para las arrugas (Botox). Este tratamiento se puede aplicar directamente en los músculos afectados del cuello y puede frenar las contracciones musculares involuntarias durante un periodo de entre tres- cuatro meses.
Este tratamiento en ocasiones se combina con la toma de relajantes musculares para mejorar los resultados y disminuir la dosis de la toxina botulínica.
Otra opción de tratamiento es la terapia manual y activa. Con la primera se contribuye a relajar los músculos del cuello y de los hombros y con la segunda a aumentar la flexibilidad y fuerza del cuello. Ambas complementadas con diferentes trucos sensoriales, pueden ayudar a frenar los espasmos durante un tiempo.
Cómo aliviar el dolor cervical
Se ha demostrado, además, que la patología suele empeorar en periodos de estrés, por lo que es recomendable que los pacientes que sufren esta patología reciban pautas para manejar los niveles de estrés y mejorar su bienestar mental.
Cirugía para la distonía cervical espasmódica
Si los tratamientos anteriores no son efectivos y el paciente no mejora, el especialista puede valorar la cirugía como tratamiento para la distonía. Existen diferentes procedimientos, pero nos vamos a centrar en uno de las más utilizados en la actualidad: la estimulación cerebral profunda (ECP).
Esta técnica consiste en estimular la zona del cerebro responsable de los síntomas con impulsos eléctricos de alta frecuencia con el objetivo de inhibirla. Se lleva a cabo implantando en el cerebro unos electrodos cerebrales, lo cuales van conectados a un neuroestimulador similar a un marcapasos.
Los resultados suelen ser favorables a largo plazo, aunque pueden variar según el tipo de distonía.
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