Lumbalgia por dolor facetario

El dolor facetario es una de las principales causas de la lumbalgia, con una prevalencia de hasta el 40%. Este dolor se origina en las articulaciones facetarias, que se encuentran en la zona posterior de las vértebras. 

Las articulaciones facetarias son articulaciones sinoviales que poseen cartílago hialino, membrana sinovial, cápsula articular fibrosa y espacio articular. Igual que otras articulaciones, el paso del tiempo y las cargas a las que están sometidas, las lleva a un proceso de degeneración.

Causas del dolor facetario

La degeneración de las articulaciones sinoviales se produce por la suma de múltiples factores genéticos y ambientales, ya que en la mayoría de los pacientes no existe una causa determinante. En algunos casos se conoce una causa primaria que lo produce, como un traumatismo o malformaciones congénitas, entre otras, asumiendo que la artrosis es secundaria a estos. 

Así, cualquier proceso degenerativo de la articulación o de sus elementos puede producir dolor facetario. La principal causa de esta es la osteoartrosis, aunque otras patologías como los desgarros de ligamentos capsulares, los quistes sinoviales y la lesión o degeneración del cartílago articular también van a producir esta enfermedad.

También la alteración de elementos de la zona anterior de la vértebra, como los procesos de degeneración discal, puede acabar desarrollando una alteración en el balance posterior o una inestabilidad, que se traducirá en aumento de las cargas en las articulares y un desgaste mayor de sus componentes.

 

Síntomas del dolor facetario

En las etapas iniciales de la degeneración articular los pacientes se encuentran asintomáticos, por lo que cuando se inicia el dolor ya se han producido muchos cambios en las facetas.

Como síntomas clásicos, los pacientes suelen presentar dolor, sensación de rigidez y limitación en los movimientos. La rigidez se aumenta después de periodos de menor movilidad articular, como por ejemplo al levantarse de una silla o al levantarse la cama por la mañana. Además, en los movimientos en los que se reduce el espacio articular o se aumenta la presión sobre estas, como al estar de pie o al realizar cargas de peso, también se observa un aumento del dolor.

Cuando la afectación de produce en la zona lumbar, la más frecuente, el cuadro clínico incluye dolor en dolor localizado en la región lumbar o lumbosacra con irradiación del dolor a la zona glútea y la cara posterior de las piernas hasta las rodillas, en algunos casos. En la afectación de la zona cervical el dolor se irradia a la nuca, cintura escapulohumeral y área proximal de los miembros superiores, sin patrón radicular.

Diagnóstico del dolor facetario

El diagnóstico de síndrome facetario no es sencillo. Hay varias patologías de la columna lumbar que tienen síntomas y signos comunes, incluso el paciente puede presentar más de una alteración conjunta, por lo que se requiere un estudio completo.

La base del proceso diagnóstico se basa en la sintomatología del paciente, que como ya hemos comentado, presenta dolor, rigidez y limitación en la movilidad. En la exploración clínica se puede encontrar dolor a la palpación directa de las facetas. Además, el dolor aumenta con la extensión de la columna vertebral o en maniobras de extensión-rotación.

Como pruebas de imagen, se pueden utilizar la radiografía anteroposterior, donde se observa esclerosis y aumento del volumen articular, generalmente visible en casos donde la afectación es avanzada. En la proyección oblicua se puede observar una disminución del espacio articular, incluso osteofitos, ambos signos de artrosis articular.

En la actualidad, se suele complementar con otras pruebas de imagen como el TC o la resonancia magnética, que pueden mostrar con mayor detalle si existen alteraciones estructurales que justifiquen la clínica, desde la afectación artrósica de las facetas a lesiones articulares adyacentes, como los quistes.   

El dolor no siempre se correlaciona bien con la afectación radiológica, por lo que existen pacientes con dolor, signos clínicos positivos y pruebas de imagen negativas.  En estos casos, y en casos con dolor multifactorial donde es difícil conocer que grado de dolor aportan las facetas, se encuentra indicado la realización de infiltraciones clínico-diagnósticas. Se realizan guiadas por fluroroscopio, con anestésico local y corticoides. Se encuentra mejoría en un 60-80% de los casos con dolor facetario.

Tratamientos del dolor facetario

Inicialmente se realiza un tratamiento conservador. Está recomendado el uso de AINES, pudiendo modificar el tratamiento fármacológico según la escala de dolor de la OMS. Se recomienda también realizar rehabilitación especializada guiada por un profesional, donde se realizan ejercicios de estiramientos y fortalecimiento de la musculatura lumbar

Radiofrecuencia térmica

En casos que no exista mejoría se recurre a las técnicas intervencionistas. La opción más elegida es la radiofrecuencia térmica (riziolisis), que consiste en realizar una lesión controlada de la rama medial de la raíz posterior del nervio espinal correspondiente. Esta lesión nerviosa controlada se produce por aumento local de la vibración de las partículas circundantes a la punta activa de la cánula. Entre un 60-90% de los pacientes experimentan mejoría significativa del dolor

La técnica se realiza en el quirófano, en condiciones de asepsia, con sedación ligera que permita la colaboración del paciente y controlado con fluoroscopio. Se introduce la aguja con un sensor en la punta sobre cada una de las articulaciones afectadas.

Primero se realiza una comprobación sensitiva (50 Hz), seguido de una motora (2 Hz), sin tener que encontrarse estimulación radicular, aunque sí que pueden aparecer fasciculaciones. Una vez comprobada la seguridad del procedimiento se inicia la radiofrecuencia. Existen dos tipos, la convencional, que emplea calor a 80 ºC durante 60-80 segundos para producir, o la pulsada, que se suele realizar durante 120 segundos y alcanza temperaturas de 40-42 ºC.

Esta técnica se puede realizar en la toda la columna vertebral desde la zona cervical (empezando en C2) hasta la zona lumbar y sacra. Además, puede ser unilateral o bilateral, según la afectación del paciente. La mayoría de los pacientes experimentan una mejoría inmediata, aunque esta se puede esperar hasta 4 semanas posteriores a la realización del procedimiento. 

Se considera una técnica segura, con bajas complicaciones. A pesar de ello, hay pacientes que experimentan dolor o molestias en la zona intervenida, incluso se han observado casos de neuralgia, siendo una sensación de quemazón o disestesias, que mejora en un plazo de 4-8 semanas posteriores.

Cabe destacar que el bloqueo neural tiene una duración en el tiempo, pudiendo reaparecer el dolor de nuevo. Es difícil determinar la duración de la neurolisis para cada paciente, ya que puede variar desde 6 meses hasta varios años. En caso de que vuelva a aparecer dolor facetario, se puede realizar de nuevo el procedimiento.

Aunque se haya aliviado el dolor con este tratamiento, también es interesante que el paciente lleve a cabo una rutina de ejercicios adaptados que propicien el fortalecimiento lumbar, así como una correcta higiene postural. Esto le ayudará a tener mayor bienestar y a prevenir futuras patologías de columna vertebral relacionadas con malos hábitos y cambios degenerativos. 

¿Qué médicos tratan el dolor facetario en el Instituto Clavel?

El dolor puede ser tratado por cualquier especialista del equipo

Fuentes

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