La implantación de la estimulación cerebral profunda consta de una sola intervención, para colocar cada parte del sistema neuroestimulador (electrodos y batería). Se da un tiempo aproximado de tres a seis semanas para garantizar que el paciente tenga tiempo suficiente para recuperarse.
En la etapa 1, a diferencia de otros grupos que lo hacen con el paciente despierto, en Institut Clavel está totalmente anestesiado. En 3 horas acabamos el procedimiento, al no necesitar regintro intracerebral, acortamos el tiempo quirúrgico con tanta o más seguidad que con el uso de neurofisiología intraoperatoria. Esto se debe a la planificacion previa de las imágenes de alta resolución y a la neuronavegación. Somos más eficaces y hay menos complicaciones.
Durante esta intervención, se implantan electrodos en zonas específicas del cerebro. La cabeza del paciente se coloca en un marco especial con tornillos pequeños que la mantendrán inmóvil mientras dure el procedimiento. En ocasiones, el procedimiento se hace con una resonancia magnética y se usa un marco encima de la cabeza en lugar de alrededor.
El cirujano perforará una abertura de pequeño tamaño en el cráneo y colocará la derivación en área concreta del cerebro. El cirujano hará una abertura a los dos lados del cráneo e introducirá dos derivaciones, si se deben tratar ambos lados del cerebro.
Durante esta etapa, se enviarán pequeños impulsos eléctricos a través de la derivación. Los cirujanos hacen esto para comprobar que los electrodos están conectados correctamente al área del cerebro responsable de los síntomas del paciente.
La etapa 2 se hace bajo anestesia general. Es en esta fase donde se implantará el generador de impulsos, o “marcapasos cerebral”.
El cirujano hace una incisión de pequeño tamaño, en la mayoría de casos justo debajo de la clavícula, e implanta el neuroestimulador. Este va colocado bajo la piel de la zona torácica, cerca de la clavícula, y se conectará a los electrodos situados en la primera etapa.
Una vez conectados los cables, se cierra la incisión. Los dispositivos y cables se insertan bajo la piel, lo que puede causar una leve protuberancia. Una vez conectados, los impulsos eléctricos se transmiten desde el dispositivo, a través del cable, directamente al cerebro. Estos impulsos interfieren y anulan las señales eléctricas que provocan los síntomas de algunas enfermedades.