La atleta Gislane Rodrigues empezó a sufrir dolor dos meses antes de la pandemia. Pensó que sería una molestia muscular producida por su actividad deportiva, pero no mejoró. Llegó un punto que no podía darse la vuelta en la cama y nadie le daba solución. Hasta que conoció al Dr. Català. A continuación, puedes leer su testimonio.
“Unos dos meses antes del Covid empecé con dolor en la espalda. Como soy deportista y hago muchas sentadillas y levanto pesas, pensé que sería un dolor muscular. Pero no, fueron pasando los días y seguía doliéndome. Fui al médico, me mandaron medicamentos, descanso, ir al fisio... Fui probando de todo y nada me quitaba el dolor”, explica Gislane.
La situación continuó empeorando y tuvieron que probar con infiltraciones. La atleta mejoraba un poco, pero el dolor volvía. Le hicieron varias pruebas y fue cuando detectaron que tenía un disco intervertebral desgastado. Sin embargo, aunque consultó a varios especialistas, todos le decían que tenía que adaptarse al problema que tenía. Que había mucha gente así y no tenían solución.
“Yo pensé, ¿cómo que no hay solución? Lo único que no tiene solución es la muerte. Entonces comencé a buscar médicos diferentes, primero en Gerona, y me decían lo mismo. Luego cogí cita con otro médico en Barcelona y también me dijo lo mismo, que no era para operar y que tenía que aprender a vivir con este problema”, recuerda Gislane.
La atleta recuerda con dolor esos meses. Empezó a desesperarse porque suponía dejar de hacer deporte, algo que, para ella, una persona muy activa, era muy duro. Además, había padecido anorexia en el pasado y el deporte le había ayudado mucho.
“Parece una locura, pero no le encontraba sentido a la vida, porque no podía hacer nada. Después de esto volví a casa y hasta intenté vivir con el problema, pero iba a más. No me podía girar en la cama, no me podía agachar. Llegó un punto que no podía ponerme los zapatos, no podía vestirme sola porque no podía flexionar el torso”, señala.
Lo único que podía hacer Gislane en esa etapa era caminar y andaba 20 km diarios con los perros. No era capaz de parar porque sentada o acostada el dolor era insoportable. Y así fueron pasando los meses hasta que un día, mientras estaba en la gasolinera, uno de sus trabajos, (trabaja también en un gimnasio), entró un cliente mientras ella lloraba por el dolor.
“El chico me preguntó que qué me pasaba y se lo expliqué. Dio la gran casualidad de que él era paciente del Dr. Ignasi Català. Yo estaba llorando, desesperada, diciendo “mira, ojalá me muera ya” y él sacó una tarjeta y me dijo “no, mujer, mira, llama y pide cita con este doctor. Si ese doctor no te cura, no te va a curar nadie”, explica.
Entonces Gislane llamó a Instituto Clavel y le dieron cita en marzo.
“Nada más ver las pruebas el Dr. Català me dijo que me tenían que operar. Me quedé en shock, le dije “¿ya?”. Dijo que sí, me explicó lo que iba a hacerme y yo no dudé, si era para curarme, estaba dispuesta a lo que fuera”, señala.
Y así fue, el 12 de marzo se llevó a cabo la cirugía de reemplazo de disco por abordaje anterior en Instituto Clavel Barcelona. Al cabo de unas horas, Gislane pudo levantarse y moverse de nuevo con normalidad.
"Vinieron a verme los fisios, me levanté y podía girarme, moverme en la cama... Para mí eso fue un regalo divino, la oportunidad que pedía a Dios. Fue algo increíble, ¡me podía mover! Antes no me podía mover en la cama, de la manera que me acostaba así estaba, si me movía pegaba unos gritos... Y ya me levanté, caminé por la habitación... Estuve una semana ingresada y salí como nueva. Este hombre es un milagro, le debo la vida”, explica emocionada.
Dos semanas después comenzó la rehabilitación y la evolución fue muy buena. Tan solo dos meses después ya pudo volver a levantar peso otra vez, poco a poco, con cabeza. Una de las grandes preocupaciones de Gislane era esa, saber si podría volver a hacer todo lo que hacía, incluso competir.
“Le pregunté al Dr. Català si iba a poder hacer todo lo que hacía y él me dijo que sí. Yo pensaba que no sería posible volver a hacer peso muerto, que es un ejercicio fundamental para el glúteo y el femoral, pero sí, pude. Volví a competir a los 6 meses y gané, fui campeona de la copa del mundo de Fisicoculturismo y Fitness”, explica con gran alegría.
Ahora, tiempo después, sigue fenomenal, no siente nada e incluso afirma que se siente mejor que antes de operarse. Puede trabajar, dar clases y entrenar de forma exigente sin ningún problema. Tanto es así que, actualmente, se está preparando para el International Fitness and Bodybuilding Federation (IFBB) European championship, que tiene lugar en abril y luego otro en mayo.
“Estoy a tope, a tope, ese doctor es la maravilla del mundo. A todo el mundo que le duele la espalda se lo recomiendo y les digo que si han podido curarme a mí cuando 10 médicos me habían dicho que tenía que aprender a vivir así, por algo será”, finaliza.
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