La enfermedad de Parkinson puede producir diversos síntomas. Repasamos algunos de los más frecuentes que pueden alertar sobre la existencia de la patología.
Los síntomas del Parkinson pueden confundirse con los de otras patologías, por lo que padecer algunos de los que vamos a mencionar no tiene por qué implicar que exista la enfermedad. No obstante, siempre que aparezcan síntomas fuera de lo habitual, lo más recomendable es acudir al médico para que pueda valorarlos y determinar cuál es su origen.
La enfermedad de Parkinson es un proceso neurodegenerativo que se caracteriza por la pérdida de neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra del cerebro. En cuanto a su prevalencia, es la segunda enfermedad neurodegenerativa, solo por detrás del Alzhéimer y hoy en día se desconoce su causa, aunque se le asocian a una combinación de factores:
- Edad: el rango de edad medio de diagnóstico se sitúa entre los 55 y los 60 años, por lo que el envejecimiento se trata del principal factor de riesgo. No obstante, aunque en mucha menor medida, también existen casos de Parkinson que aparecen antes de los 50, lo que se conoce como enfermedad de Parkinson de inicio temprano.
- Factores genéticos: la mayoría de los casos no se asocian con una alteración genética concreta, pero se estima que entre un 15% y 25% de los diagnosticados sí que cuentan con antecedentes familiares.
- Factores medioambientales: existen investigaciones que incluyen como factores de riesgo la exposición a determinados pesticidas o herbicidas, así como el consumo de agua de pozo.
A continuación, explicamos cuáles son algunos de los síntomas iniciales de la enfermedad.
Parkinson: síntomas iniciales
Los síntomas de la enfermedad de Parkinson son progresivos y al inicio, como suelen ser leves, pueden pasar desapercibidos. Es habitual, además, que en las primeras fases de la patología los signos se produzcan en un lado del cuerpo y, aunque más tarde afecten a ambos, en general siempre predominen en el lado inicial. Repasamos cuáles suelen ser los primeros síntomas:
Temblor
Se trata de uno de los síntomas más comunes y tempranos de la enfermedad de Parkinson. Los temblores suelen empezar en los dedos o en las manos y aparecen incluso en reposo. También pueden afectar a otras zonas como el mentón, los labios o las piernas.
Cambios en la escritura
Puede resultar más difícil escribir, siendo la letra más pequeña de lo habitual.
Cambios en el habla
Las inflexiones de tono habituales en el habla pueden verse alteradas por la enfermedad de Parkinson. De esta forma, uno de los síntomas puede ser que haya un tono constante y la voz sea más suave. Además, se pueden producir otros cambios como habla rápida o duda antes de hablar.
Pérdida de la expresión facial
Otro de los síntomas iniciales de la enfermedad de Parkinson puede ser la pérdida de expresión facial habitual o la falta de parpadeo.
Rigidez muscular
Esta puede producirse en cualquier músculo del cuerpo y puede llegar a ser bastante doloroso. Además, dificulta los movimientos.
Alteración de la postura
La postura corporal, así como el equilibrio pueden verse afectados.
Cuando la enfermedad evoluciona, otros síntomas que pueden aparecer son los siguientes:
- Problemas cognitivos (demencia).
- Dificultad para moverse o caminar.
- Trastornos del sueño: despertares frecuentes durante la noche.
- Problemas para comer, masticar y/o tragar.
- Incapacidad de contener la orina.
- Estreñimiento: el sistema digestivo funciona más lento.
- Pérdida del sentido del olfato.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se lleva a cabo a través de una historia clínica detallada, con la información del paciente y su familia sobre los signos y síntomas que padece. También se realiza una exploración física y, si es necesario, las siguientes pruebas:
- Analítica
- Resonancia magnética cerebral o PET con F-dopa
Parkinson: principales tratamientos
La enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero sí cuenta con tratamientos para controlar los síntomas. En estados iniciales, lo más habitual es la utilización de fármacos para compensar el déficit de dopamina. Sin embargo, sus efectos no son indefinidos y, en hasta el 50% de los pacientes, los síntomas de la enfermedad continúan evolucionando.
Si este tipo de tratamientos no funciona y la calidad de vida del paciente empeora, la cirugía puede ser la opción indicada. Con la intervención quirúrgica se pueden reducir los temblores, la rigidez muscular y mejorar el movimiento. Las técnicas quirúrgicas más utilizadas en la actualidad son las siguientes:
- Cirugía ablativa: se produce una lesión controlada en una pequeña zona determinada del cerebro.
- Cirugía de estimulación cerebral profunda: es la técnica más utilizada actualmente y consiste en estimular una pequeña zona del cerebro con alta frecuencia.
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Cómo prevenir el Parkinson
Como la causa de la enfermedad todavía se desconoce, tampoco se sabe cómo prevenir el Parkinson. Sin embargo, existen investigaciones en las que se ha demostrado que la práctica de ejercicio aeróbico de forma habitual puede reducir el riesgo de padecer esta patología.
En general, llevar una vida lo más saludable posible, aunque no asegure prevenir esta enfermedad, será muy positivo. Para ello, dar prioridad a una alimentación nutritiva y natural, al ejercicio físico y al descanso, así como evitar el tabaco, el alcohol y las drogas, contribuirán a la salud y bienestar general.
Desde Instituto Clavel esperamos haberle ayudado con este artículo. Si necesita atención personalizada, le invitamos a que contacte con nosotros.
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Categorías: Enfermedades cerebrales, Cirugía, Innovación