La hidrocefalia se define como un exceso de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Esta afección puede ocurrir a cualquier edad, pero es más frecuente en bebés y en adultos de 60 años o más. En el siguiente artículo nos centramos específicamente en dar a conocer, entre otras cosas, las causas y los síntomas de la hidrocefalia en adultos.
El líquido cefalorraquídeo cumple una función elemental. Ayuda a proteger al sistema nervioso porque actúa como amortiguador de los impactos repentinos y evita que se desarrollen lesiones en el cerebro o la médula espinal. En términos generales, ayuda a que el sistema más importante del cuerpo (el sistema nervioso) funcione correctamente.
Cuando existe una acumulación excesiva de este líquido se produce una dilatación anormal de los espacios que lo contienen en el cerebro, conocidos como ventrículos. Dicha dilatación ocasiona una presión en los tejidos del cerebro que es potencialmente perjudicial. En un escenario normal, el líquido cefalorraquídeo fluye a través de los ventrículos y tras bañar el cerebro y la médula espinal es absorbido en la corriente sanguínea.
Tiene que existir un equilibrio entre la producción de líquido y su absorción, y es precisamente cuando se altera este equilibrio que surge la hidrocefalia. A continuación, indicamos las principales causas de esta enfermedad, sus síntomas en adultos, así como su evolución y tratamiento.
Principales causas de la hidrocefalia
Como describimos anteriormente, cuando se pierde el equilibrio entre la producción de líquido cefalorraquídeo y su absorción es cuando surge esta enfermedad. Por lo tanto, esta es la causa principal de su desarrollo. El exceso de líquido en el cerebro se produce por tres razones:
- Obstrucción: puede ocurrir que el líquido cefalorraquídeo no pase correctamente de un ventrículo a otro, o bien, de los ventrículos al resto de los espacios que rodean el cerebro.
- Mala absorción: es común que se presente este tipo de problema.Cuando ocurre, por lo general se relaciona con la inflamación de los tejidos cerebrales debido a una enfermedad o lesión, por ejemplo trasn una infección o hemorragia.
- Producción excesiva: en casos muy aislados de tumores sucede que el líquido cefalorraquídeo se sobreproduce, pero además es probable que sea absorbido deficientemente por la corriente sanguínea.
Las causas de esta patología pueden variar según el tipo de hidrocefalia que experimenta el paciente. Y es que existe la hidrocefalia congénita, que se presenta en el momento del nacimiento, pero que, en algunos casos, no se diagnostica hasta más tarde, así como aquella que se adquiere por otros motivos, conocida como hidrocefalia adquirida.
Causas de la hidrocefalia congénita:
- Malformaciones de Chiari y/o mielomeningocele.
- Estenosis acueductal, que produce una obstrucción en la circulación del líquido cefalorraquídeo.
- Malformaciones cerebelosas, vasculares o genéticas.
Causas de la hidrocefalia adquirida:
- Tras neurocirugía de fosa posterior (cerebelo).
- Tumores cerebrales o espinales.
- Hemorragia subaracnoidea o intraventricular, es decir, sangrado en el cerebro.
- Meningitis u otras infecciones cerebrales.
- Hidrocefalia idiopática a presión normal del adulto.
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Hidrocefalia en adultos: síntomas más comunes
Los principales síntomas de la hidrocefalia en adultos son los siguientes:
- Demencia: alteraciones del lenguaje, enlentecimiento del pensamiento, pérdida de memoria.
- Presentan trastornos de la marcha: pasos cortos, base ancha, sensación de tener los pies pegados al suelo, dificultad para empezar a caminar o girar.
- Incontinencia urinaria.
- Exceso de fatiga, falta de motivación, apatía, somnolencia diurna.
- Si la causa es aguda o subaguda, dolor de cabeza, náuseas, problemas visuales, disminución del nivel de consciencia.
En algunas ocasiones, estos síntomas pueden confundirse con otras enfermedades y el afectado deja pasar algún tiempo antes de consultar con un especialista. Ese tiempo es clave, porque mientras los síntomas empeoran la enfermedad evoluciona y, por tanto, las capacidades del paciente para desarrollar tareas en casa o en el trabajo pueden empezar a verse afectadas.
Pero no te alarmes en caso de que estés experimentando estos síntomas, recuerda que también pueden estar relacionados con otras patologías que no necesariamente comprometen la salud de tu cerebro. Así que lo primero que debes hacer es acudir al médico.
De hecho, puede confundirse con la enfermedad de Alzheimer, Parkinson, mielopatía cervical o déficit de hormonas tiroideas, entre otras.
Ten en cuenta que no existen enfermedades en pacientes, sino pacientes con enfermedades. ¿Por qué decimos esto? Porque buscamos que entiendas que la gravedad de los síntomas y sus efectos pueden variar de una persona a otra. Nuestra experiencia nos confirma que los pacientes pueden manifestar de forma distinta la misma enfermedad.
En algunos casos la hidrocefalia puede ser asintomática y en otros, los síntomas se han presentado durante años, sin causar cambios drásticos en el paciente, hasta que este termina desarrollando una discapacidad grave, como resultado de la falta de un diagnóstico precoz. De ahí que es importante que consulte a su médico ante cualquier variación en su estado de salud.
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Hidrocefalia en adultos: tratamiento
El tratamiento de la hidrocefalia en adultos tendrá como objetivo principal mejorar los síntomas. Por lo tanto, el especialista tratará de desviar el líquido cefalorraquídeo para devolverlo a la circulación. Cuáles son los tratamientos más comunes:
- Derivación ventrículo-peritoneal: se basa en la inserción quirúrgica de un sistema de drenaje. Para llevar a cabo este tratamiento será necesario insertar un catéter (un tubo), que se compone de una válvula y que tendrá la función de mantener el líquido del cerebro fluyendo en la dirección correcta y a la velocidad adecuada.
A través de dicha sonda, colocada en el ventrículo, el líquido cefalorraquídeo puede desviarse hacia otras partes del cuerpo, como pueden ser, la cavidad abdominal o el corazón, lugares donde el líquido cefalorraquídeo se absorbe.
- Ventriculostomía: durante el procedimiento, el cirujano utiliza una pequeña cámara de vídeo para tener una visión directa del interior del cerebro y hace un agujero en la parte inferior de uno de los ventrículos, o entre los ventrículos, para permitir que el fluido cerebroespinal fluya correctamente. Este es un procedimiento que no se puede llevar a cabo en todos los pacientes.
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