¿Sabías que los discos intervertebrales se pueden deshidratar? Cuando esto sucede el dolor puede aparecer e irrumpir en tus actividades diarias. Hoy te contamos qué es la deshidratación discal y cuál es su tratamiento.
También se le conoce como desecación del disco y es, básicamente, un proceso degenerativo que ocurre a medida que la persona envejece, porque las células presentes en los discos y responsables de la absorción de agua comienzan a morir. Esto provoca que disminuya la concentración de agua en los discos y por ende se tornan menos flexibles.
Recordemos que los discos intervertebrales cumplen una función primordial, ya que son los encargados de amortiguar los movimientos y distribuir las cargas generadas en la espalda. Se componen de dos partes: núcleo pulposo y el anillo fibroso.
- Núcleo pulposo: es una sustancia gelatinosa que permite amortiguar los movimientos en la columna espinal.
- Anillo fibroso: es un anillo cartilaginoso que rodea el núcleo pulposo y que lo mantiene intacto cuando se aplican fuerzas en la columna vertebral.
El agua, que constituye hasta un 75% del peso corporal y es vital para el organismo, también lo es para las articulaciones, como los discos intervertebrales, ya que actúa como lubricante. Es por ello que, como indicábamos, una disminución continuada de su concentración puede tener un impacto negativo en la salud de los discos.
La columna vertebral y sus lesiones más frecuentes
Signos de deshidratación discal
Se pueden observar mediante resonancia magnética. Entre los signos que arrojan estas pruebas están los siguientes: la pérdida de hidratación o pérdida de anchura del disco intervertebral. Esto sucede cuando el anillo fibroso pierde su turgencia, lo que ocasiona fisuras y por ende una pérdida de su estructura y composición.
Por lo tanto, y debido a traumatismos repetitivos y fuerzas constantes sobre esta estructura, el núcleo pulposo comienza a dirigirse hacia el anillo fibroso generando una deformación que puede derivar en lo que llamamos protrusión discal. A esto último también se le conoce como hernia discal. El dolor que puede provocar una hernia discal es variable, se presenta tanto por compresión nerviosa, como por desgaste discal.
¿Qué síntomas pueden aparecer a causa de la deshidratación discal?
El dolor lumbar, a nivel dorsal o cervical (esto va a depender de dónde se desarrolle esa deshidratación), y la limitación del movimiento, son los principales síntomas que experimenta una persona que sufre deshidratación del disco intervertebral. Otros síntomas pueden ser una sensación de opresión en la espalda y el entumecimiento de la región lumbar.
Si los síntomas se presentan de forma regular es necesario que planifique una consulta médica con nosotros. Nuestros neurocirujanos son los encargados de atender este tipo de patologías y será necesario que a la hora de la consulta le indiques al especialista lo siguiente:
- La forma en la que se presentaron los síntomas
- Notifica a nuestro profesional en salud si tienes alergia a algún medicamento
- Coméntale si algún miembro de tu familia ha sufrido de enfermedades en la columna vertebral
- Si te han practicado algún estudio de laboratorio o exámenes previos, no olvides llevarlos contigo
Síntomas graves de una hernia discal
¿Cuál es el tratamiento?
Normalmente, implica el uso de medicamentos para aliviar el dolor, que se combinan con sesiones de fisioterapia, las cuales contribuyen a mejorar la movilidad y evitar la rigidez. Otro tratamiento conservador que suele dar buenos resultados es la la actividad deportiva bajo la supervisión de un profesional.
Ya sea que se trate de deshidratación a nivel cervical, dorsal o lumbar, si los síntomas no mejoran con los tratamientos mencionados anteriormente, el médico puede recomendar un procedimiento quirúrgico, con el objetivo de aliviar las molestias del paciente para que pueda retomar sus actividades con normalidad.
Entre los posibles procedimientos destacan los siguientes:
- La fusión: el especialista une las vértebras adyacentes al disco enfermo mediante un implante fijo, podría ser por vía anterior, posterior o lateral en función del nivel afectado, e indicaciones del neurocirujano. El objetivo de la cirugía es ayudar a estabilizar la espalda y a evitar movimientos que pueden empeorar el dolor o las molestias.
- La descompresión: se extrae un hueso o un material de disco que se haya movido fuera de lugar para dejar más espacio para los nervios espinales.
- La corrección: se llevan a cabo las reparaciones necesarias para corregir una curvatura anormal de la columna, si esta existiera. Esto puede ayudar a aliviar el dolor y aumentar el rango de movimiento.
- Los implantes: los implantes están indicados en pacientes que no representen inestabilidad segmentaria o total de la columna. Se pueden colocar discos artificiales o espaciadores entre las vértebras. La finalidad es realizar una descompresión secundaria de las estructuras nerviosas y preservar la movilidad del segmento tratado.
Si sufres de deshidratación discal contacta con nosotros: ¡podemos ayudarte!
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